Murió a los 116 años Inah Canabarro, la persona más longeva del mundo
Nacida en 1908, dedicó su vida a la educación y la espiritualidad como monja. Reconocida mundialmente por su longevidad, fue un símbolo de fortaleza, fe y esperanza.

Una vida que abarcó tres siglos
Este 30 de abril de 2025, el mundo se despidió de Inah Canabarro Lucas, la persona más longeva del planeta. Con 116 años y 326 días, la hermana Inah falleció por causas naturales en Porto Alegre, Brasil, dejando un legado de espiritualidad, sabiduría y profunda humanidad.
Nacida el 8 de junio de 1908 en São Francisco de Assis, estado de Río Grande del Sur, su vida abarcó momentos históricos que pocos humanos han vivido. Desde las guerras mundiales hasta la era digital, Inah fue testigo silencioso y resiliente de los grandes cambios del mundo.
Una monja, una educadora, una guía
Ingresó a la vida religiosa en 1929, después de completar sus estudios en un internado y realizar su noviciado en Uruguay. Al regresar a Brasil, se dedicó a la enseñanza con una vocación inquebrantable. Impartió clases de portugués y matemáticas, e incluso formó a João Figueiredo, quien años más tarde se convertiría en el 30.º presidente del país.
Su vida fue un ejemplo de entrega total: más allá de los salones de clase, se convirtió en un faro espiritual para su comunidad.
Reconocida por el mundo
En enero de 2025, tras la muerte de la japonesa Tomiko Itooka, Inah fue reconocida oficialmente como la persona más longeva del mundo. Su edad fue validada por dos de las principales entidades gerontológicas del planeta: el *Grupo de Investigación Gerontológica (GRG)* y *LongeviQuest*.
Además, en 2022 fue distinguida con el título de “inmortal” por la Academia Luso-Brasileña de Letras de Río Grande del Sur, como reconocimiento a su impacto cultural y social.
Fe, salud y milagros cotidianos
Durante su infancia, muchos temían que su frágil salud le impediría llegar a la adultez. Sin embargo, Inah desmintió todos los pronósticos. Ella misma atribuía su longevidad a una fe profunda, la oración constante del Rosario y una vida en armonía con sus principios espirituales.
A los 114 años, en pleno auge de la pandemia, sorprendió al mundo al superar el COVID-19, convirtiéndose en una de las personas más longevas en vencer la enfermedad.
Un legado imborrable
A su muerte, Inah Canabarro no solo era la persona más longeva del mundo, sino también la segunda monja más longeva de la historia, solo superada por la francesa Lucile Randon (118 años).
Su historia no es solo una rareza biológica. Es un testimonio de vida dedicada, de fe mantenida, de amor transmitido en el aula y en el silencio del convento. Su existencia, tejida con paciencia, oración y enseñanza, deja una huella que trasciende generaciones.
Hoy el mundo pierde a su decana, pero gana un legado que seguirá inspirando a quienes creen en la fuerza del espíritu humano.
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